El Padre de la educación moderna

Paulo Freire decía sobre la educación actual:

“Los paradigmas emergentes en el campo de la enseñanza y el aprendizaje, han influido para que en los actuales momentos, aun cuando se conserven las políticas de estado como orientadoras del propósito y del objetivo de la sociedad que se quiere, existen posibilidades de desarrollar procesos más participativos para el crecimiento y la emancipación del ciudadano en una sociedad democrática”.

Planteó una nueva visión de educación para la vida, para el cambio reflexivo, cooperativo, respetuoso, integrado con los otros componentes y con el medio ambiente, por todo ello, la enseñanza tiene que ser forzosamente crítica y reactiva”.

De acuerdo a Freire se planteó la exigencia de un programa elaborado dialógicamente, de una educación con visión humanista y de carácter científico.

Esta concepción tiene como base ir hacia la realidad en la que están insertos los seres humanos y en la que se generan los problemas, y extraer de esa realidad que los mediatiza, el contenido programático de la educación.

“Es importante introducir el diálogo en todas las etapas de la educación: en la planificación y programación del proceso, en la experiencia de aprendizaje y en la evaluación, pues la educación vista como acción cultural debe tener carácter humanista y ser eminentemente dialógica” (Freire, 1980).

El trabajo de Freire ha sido citado por los educadores de todo el mundo y constituye una importante contribución a la pedagogía crítica por su planteamiento teórico: situar a la teoría dentro de la práctica.

“La educación es por lo tanto un acto político” afirmó convencido.

En la obra de Freire parece claro que el interés emancipador significa no sólo que se mezclan los papeles del diseñador e implementador del currículum para liberar la educación, sino que se resuelve la contradicción educador-educando al proponer que ambos tienen el derecho y la responsabilidad de contribuir al contenido del mismo (Freire, 1973).

Así, estudiantes y educadores se deben ocupar de manera conjunta como participantes activos en la construcción del conocimiento.

Esta perspectiva transaccional significa que al hablar de enseñanza debemos hablar de aprendizaje al mismo tiempo.

El alumno debe participar de forma activa en su aprendizaje convencido de que al recibir los conocimientos en su centro de estudios, va a comprender el medio que le rodea y a donde debe dirigir sus esfuerzos para convertirse en un mejor ser humano, con las bases suficientes para convivir con los demás de forma pacífica y empática.

Esa es la manera que debe ser la educación moderna para los niños de este siglo y posteriores según lo vio el maestro Freire.

Nacido en Recife (Brasil) hace más de un siglo, vió los cambios que estaban ocurriendo en las sociedades de la mitad del siglo 20 y creyó oportuno proponer cambios en la rigida manera de enseñar a los niños del mundo para que pudieran educarse de la mejor manera posible.

Para que dejaran de ser pasivos y participaran de forma efectiva en sus clases y así lo aprovecharan al máximo para recibir todos sus beneficios.

Y así ser al final seres humanos adultos com la madurez suficiente para salir adelante ante los problemas y vicisitudes de la vida.

El legado de este gran Educador es inmenso, ya que nos abre el camino hacia un nueva forma de educar a nuestra niñez y que sea acorde al mundo moderno en el que todo está en movimiento y cambia todos los días.

Con la población mundial creciendo cada vez más, es al parecer la mejor manera de educar a los niños y niñas de hoy, de mañana y tal vez de siempre.

Por: Antonio Aceves

TE PUEDE INTERESAR

Arde basurero de Cosoleacaque

Éste el segundo tiradero que se incendia en la temporada de calor en el sur …

A %d blogueros les gusta esto: