Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez

LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA/B. I.- UN LUGAR PREPARADO POR DIOS (Ap 11,19;12,1-6.10).

El final del capítulo 11 forma parte del fragmento de las siete trompetas, concretamente de la séptima que anuncia la llegada del reinado sobre el mundo de nuestro Señor y de su Cristo. Tenemos dos momentos: primero el templo de Dios se abre en el cielo mostrando el arca de la alianza y el capítulo 12 comienza con la aparición de una figura prodigiosa, una mujer que tiene a los astros a su servicio, porta una corona llena de símbolos, está embarazada y a punto de dar a luz. Un segundo momento es la aparición de otra figura, el dragón -cuya descripción nos indica de quién está hablando- relacionado con los ángeles caídos al derribarlos con la cola. La mujer representa, por una parte, al Pueblo mesiánico, a la Iglesia, que tiene que huir del mundo y alimentarse de la vida divina y, por otra parte, a María, la nueva Eva que ha dado a luz al Mesías destinado a gobernar la tierra. El desierto, en el AT, es el lugar de refugio para todos los que son perseguidos (cfr. Ex 2,15; 1Re 19,4); el v. 10 proclama la victoria y el poder del Mesías.

II.- EN AQUELLOS DÍAS (Lc 1,39-56).

Lc 1,28 nos ha dicho quién es María, la “llena de gracia” y en 1,30 dice “has hallado gracia delante de Dios”, previo al anuncio de su maternidad divina. Con este preámbulo podemos ver el texto que hoy nos presenta la liturgia de esta solemnidad mariana; María aparece en este texto como la mujer dispuesta al servicio hacia los demás, pues marcha presurosa a casa de su prima Isabel quien, además de estar embarazada, es mayor de edad y, por tanto, necesitada de ayuda. La primera acción que realiza al llegar es saludar, un acto tan común entre las personas, pero que en este caso, éste tiene mucho de especial, porque María no va sola, lleva consigo al Mesías y el efecto que produce con el saludo, es que Jesús comunica el Espíritu Santo a Isabel y a Juan el Bautista, quien salta de gozo en el seno materno al percibir la presencia del Salvador, en tanto que su madre ratifica lo ya dicho con anterioridad, María es la Madre del Señor y ha visitado a la anciana Isabel. El así llamado “Cántico de María” está inspirado en el cántico de Ana de 1S 2,1-10 y en otros pasajes veterotestamentarios, reflejando dos temas principales: 1.- los pobres y los humildes son socorridos en detrimento de los ricos y poderosos (vv. 46-53) y, 2.- Israel como destinatario del favor de Dios desde la promesa hecha a Abrahán (vv. 54-55). Él último versículo nos enseña cuándo debe terminar la visita, pues hay que saber retirarse a tiempo.

III.- CRISTO RESUCITÓ (1Co 15,20-27).

Una vez sentado el hecho de que la resurrección de Cristo es el fundamento de nuestra fe, San Pablo nos va guiando sobre las últimas realidades, comenzando con la afirmación de que Cristo resucitó como primicia, después, en su venida, los que son de Cristo; enseguida será la consumación, cuando entregue el Reino a su Padre, porque Cristo tiene que reinar hasta que el Padre ponga bajo sus pies a todos sus enemigos y el último en ser aniquilado será la muerte (Is 25,8).

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