La administración de Donald Trump aprobó la construcción del Texas GulfLink Deepwater Port, un puerto en aguas profundas frente a la costa de Brazoria, Texas, diseñado para exportar hasta un millón de barriles de petróleo crudo al día. La obra es propiedad de Sentinel Midstream y llevaba más de cinco años esperando la autorización final del Departamento de Transporte de EE.UU.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, criticó los retrasos, señalando que “los burócratas se interpusieron en el camino y ahora estamos avanzando”. Destacó que la infraestructura es clave para “garantizar que podamos mover energía dentro y fuera del país”.
Impacto ambiental y oposición al proyecto
Grupos ambientalistas han rechazado el Texas GulfLink, advirtiendo que podría generar más de 100 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero anualmente. Activistas presionaron sin éxito a la administración de Joe Biden para detener la construcción, ya que en octubre pasado la Agencia de Protección Ambiental (EPA) otorgó los permisos necesarios.
Este puerto se suma a otro aprobado en abril por la administración Biden, propiedad de Enterprise Products Partners LP, con capacidad para exportar hasta 2 millones de barriles diarios.
Trump refuerza estrategia energética
Donald Trump firmó una orden ejecutiva para la creación del Consejo Nacional de Dominio Energético, que tendrá como misión impulsar la producción, distribución y permisos para la industria petrolera, gasífera y eléctrica de EE.UU.
El consejo estará liderado por el secretario del Interior, Doug Burgum, con el secretario de Energía, Chris Wright, como vicepresidente. Trump ha insistido en que la producción energética nacional es clave para la economía y la seguridad del país, destacando que el petróleo es un activo estratégico en la competencia global, particularmente en la carrera por la inteligencia artificial.
“Estamos en una carrera armamentista de inteligencia artificial con China”, afirmó Burgum. “La única forma de ganarla es con más electricidad”.