EL AYUDANTE DE SANTA CLAUS
“Tendré que salir a investigar” le dice Klaus (Santa Claus) a Whisper“ debo irme solo y a pie”… “espere, tome un poco de estos polvos mágicos, para que vaya y vuelva sin problemas” le pide el duende…el hombre grande accede y con una mochila al hombro parte al exterior de la gran casa.
Klaus viaja por varias grandes ciudades y no descubre nada, pero nota que las tiendas tienen juguetes con colores brillantes, cree haberlos visto antes pero no recuerda donde… finalmente llega a la ciudad de los enormes rascacielos y camina por sus largas avenidas.
También vuelve a ver esos juguetes que le parecen conocidos… cuando llega a una zona poco iluminada se topa con un niño de overol gris raido quien mira con interés, pero afligido, los escaparates de un comercio… “¿Por qué estas triste?” le pregunta… “están muy bonitos los juguetes y muy baratos pero no puedo adquirirlos, no tengo dinero” le responde el chico.
Sigue interrogando al pequeño y se entera de que todos prefieren a unos juguetes de colores brillantes… “yo le ayude al señor con gorro de duende que los fabrica a encontrar a una persona que luego los vende en las tiendas, pero se olvidaron de mi” le cuenta con amargura.
“¿Me puedes decir donde está?” le pide Klaus.
El niño lo lleva al vetusto edificio de Mr. Murdoch y ayudado por los polvos mágicos entra a su oficina… el empresario esta hablando por teléfono y lo oye decir: “es hora de que aumentemos los precios de los juguetes, ya quiero volverme multimillonario, jajajajaja… ya casi arruino a Santa Claus… jajajajaja”.
Entonces el hombre grande lo deja y sube al piso donde se fabrican los juguetes de brillantes colores, que ya sabe donde los vio y en seguida localiza a Patch, quien lo reconoce y asombrado le pregunta: “Santa ¿eres tú?… “¿por que estás aquí?”
Klaus lo abraza y le expresa: “todos te extrañamos, te necesito para que me ayudes a fabricar juguetes para los niños, vuelve conmigo a casa”… luego le cuenta lo que escuchó decir a Mr. Murdoch… el pequeño duende se da cuenta del engaño y en seguida con un pase mágico hace desaparecer a la máquina-robot y los juguetes, el piso queda vacío.
Luego va a ver al malvado empresario y le reclama: “usted me ha engañado, se ha aprovechado de mi buena fe”… “ya no tendrá nada… me marcho”… Murdoch le suplica: “espera no me dejes, puedo aumentarte el sueldo”… “desprecio el dinero y ahora también a usted”… “adiós” y con un pase mágico Patch se desaparece… en el viejo edificio se oye un grito: “No, no puede ser, maldita sea”… “odio a los duendes y la navidad”.
De vuelta en la casa de los guardianes del Espíritu de la Navidad, todos reciben con cariño y alegría a Patch, quién llora emocionado.
“Vas a trabajar junto con Dooley, cada quien con su método” le aclara Klaus, “ahora que se ha normalizado el flujo de cartas pidiendo regalos, solo cumpliremos su pedido con ambos laborando”.
“‘Manos a la obra” concluye con una sonrisa… los talleres de fabricación operan a toda su capacidad durante varios días.
Finalmente llega la ansiada noche, con la ayuda de los polvos mágicos todos los juguetes son introducidos dentro de la gran bolsa de Santa Claus y el tiempo se detiene… es la hora de partir.
‘Adelante queridos míos” apremia a los renos y estos empiezan a correr… muy pronto el trineo ya vuela por los aires… los duendes los despiden agitando los brazos y sus gorros, el ambiente no puede ser mejor… todos aplauden y vitorean felices.
Luego de visitar algunas grandes ciudades, llega a la ciudad de los grandes rascacielos.
Santa en seguida localiza al chico con el overol gris raido que esta junto con otros niños igual que él… todos ven y oyen maravillados a Klaus bajar del trineo decirles: “de ahora en adelante no solo les traeré juguetes sino también ropa y comida”… abre su gran bolsa y les distribuye lo que tiene para cada uno de ellos… “tengan y sean felices”… poco después les comenta: “la Navidad es tiempo de paz y armonía”… “de dar gracias al creador por el regalo de nuestra vida” finaliza con una gran sonrisa… “tengan Fé y no dejen de esforzarse para que alcancen a cumplir con sus sueños”… sube al brillante trineo y agita su mano despidiéndose de ellos.
“Feliz Navidad para TODOS, jojojojojo”… los niños sonrientes lo despiden moviendo sus manos.
“Hasta el próximo Año” le gritan, “SIEMPRE TE ESPERAREMOS”.
Por: Antonio Aceves