En la noche del 25 de marzo de 1938, el físico italiano Ettore Majorana de 31 años, iba a tomar un barco de Nápoles a Palermo (Sicilia) pero antes escribió dos cartas:
La primera se quedó en su habitación en el hotel Bolonia, donde estuvo hospedado y era dirigida a su familia: “no vistan de negro por mí, usen otra señal de luto, que no pase de 3 días, luego solo guárdenme en sus recuerdos pero si es necesario olvídenme”
La segunda fue enviada esa noche por correo, iba dirigida a Antonio Carrelli, director del Instituto de Física de la universidad de Nápoles, donde el joven científico impartía clases desde enero de ese año, “he tomado una decisión irreversible” le escribió a Carrelli, “no es egoísmo y sé que mi desaparición le ocasionaran algún problema a usted y los estudiantes, le ruego me disculpe, le agradezco haber confiado en mí, pero ya tomé la decisión de no volver atrás”
Sin embargo antes de que Carrelli recibiera esta carta, Majorana le escribió un telegrama desde Palermo que decía: “por favor no tome en cuenta la carta que le he escrito”
Luego en una breve carta enviada el 26 de marzo desde Palermo le expresaba: “el mar me rechazó sin remedio, regresaré mañana al hotel Bolonia, pero decidí no dedicarme más a la enseñanza, pronto le daré los detalles y me pondré a su disposición”, aunque todas las primeras cartas y telegramas presagiaban cosas trágicas relacionadas a un suicidio, lo cierto es que la última carta no aclaraba mucho sobre su estado ni su futuro… el tiempo pasó y ni Carrelli ni sus familiares volvieron a saber nada más sobre él, desapareció sin dejar rastro alguno
Nacido el 5 de agosto de 1906 en Catania, Sicilia, desde muy pequeño, antes de los 5 años de edad, asombró a su familia y conocidos por su extraordinaria inteligencia que le permitió no solo aprender aritmética sino en un breve lapso de tiempo a entender y resolver rápidamente complejos problemas matemáticos, este don que lo acompañaría toda su vida y que llevaría a su maestro y mentor, el premio Nobel de Física, Enrico Fermi a compararlo como un nuevo Galileo Galilei o Isaac Newton
A todos asombraba y desconcertaba la facilidad con la que atacaba y aplicaba sus conocimientos en complicados análisis matemáticos, cursó velozmente sus estudios y se graduó con el grado de Doctor con mención honorífica y pasó los siguientes 5 años resolviendo problemas sobre física nuclear de manera brillante y clara, convirtiéndose casi en un ermitaño.
En enero de 1938 le pidió a su hermano que le transfiriera todos los fondos que tenía en un banco de Roma a otro de Nápoles… en marzo retiró una fuerte suma de dinero… al parecer esta suma y con un pasaporte abordó un barco el 25 de marzo y desaprecio para siempre
La investigación iniciada en 1938, en las semanas posteriores a su desaparición revelaron algunas pistas, pero todas resultaron ser callejones sin salida, para empezar no se ha asegurado que abordó el barco que volvía de Palermo a Nápoles, según las autoridades de la compaña naviera existía un ticket a su nombre, pero resultó que el boleto fue cancelado y se perdió… un viajero de ese barco había afirmado haber compartido el camarote con Majorana pero luego dijo no estar seguro de su identidad… por otro lado una enfermera que lo conocía bien dijo que lo vio en Nápoles el dia de su supuesto regreso a Nápoles pero no lo siguió y lo perdió de vista
La familia del Físico publicó un aviso en los periódicos, informando sobre su desaparición, con una fotografía reciente y con todas las referencias para su plena identificación… unos meses después en Julio, recibieron una respuesta de un monasterio de Nápoles, el Abad les dijo que un joven muy parecido al de la fotografía los había visitado a principios de abril, pidiéndole que lo admitieran en calidad de huésped… como el Abad dudo entonces el joven dio la vuelta y se fue, no volvió nunca
Pero hay otra teoría más intrigante y atrayente… en 1950 el Físico chileno Carlos Rivera viajó a Buenos Aires,… se alojó temporalmente en casa de una señora mayor… por casualidad ella descubrió el nombre de Majorana en algunos papeles que le mostró Rivera cuando le contó sobre el trabajo que estaba realizando para una escuela de su país y entonces ella le comentó que su hijo conocía a un profesor con ese apellido, pero por los compromisos adquiridos no tuvo tiempo para averiguar algo más y tuvo que volver a Chile… tiempo después en Buenos Aires, mientras se desayunaba en un restaurante del centro de la ciudad, el mesero que lo atendía le comentó al verlo escribir unas ecuaciones en una servilleta: “conozco a otro cliente que hace lo mismo que usted, viene aquí de vez en cuando, me dijo que se llama Héctor Majorana, pero es nacido en Italia y llegó hace tiempo, antes de la guerra en Europa a fines de los 30s”… como no sabía su dirección otra vez Rivera partió de Argentina sin poder investigar nada más.
En 1988 se dijo que en Buenos Aires un italiano llamado Héctor Majorana murió y fue enterrado sin ceremonia por algunas personas, pero no se comprobó su identidad.
Al final las palabras de su antiguo mentor, Enrico Fermi, son muy contundentes: “Si Ettore decidió desaparecer sin dejar rastro, pues con una gran inteligencia como la suya, seguro que le fue fácil hacerlo, jamás lo encontraremos”.
Por: Antonio Aceves