Es el principal protagonista de la guerra de Troya, una de las máximas figuras mitológicas y héroe del mundo antiguo.
Su personalidad reúne varias virtudes, basadas en tres principios básicos de su vida: gloria, honor y pudor.
Sus principales hazañas, están narradas con detalle en la obra de la Ilíada, en donde el poeta Homero, destaca su pasión y el valor por el combate, pero también nos muestra su lado humano y sensible; capaz de aceptar sus errores para destruir Troya, amar con pasión a Briseida y llorar por la muerte de Patroclo.
Es incontrolable cuando se enfada, su ira es algo que le costaría mucho, tanto a él como a sus enemigos y a los aliados griegos.
Fue hijo del mortal Peleo y de la ninfa Tetis, asi cuando nació, su madre le sostuvo el pie, y lo sumergió en la laguna de Estigia para hacerlo inmortal, excepto el talón de ese pie, la única parte de su cuerpo que permaneció mortal.
Ésta debilidad se convertiría en su desgracia en el asedio a Troya, aunque su vida estaba destinada a una gloria perenne, ya que sus acciones serían recordadas para siempre.
A cambio de eso, su vida sería muy corta.
Su madre conocedora del destino que le esperaba a Aquiles, intentó ocultarlo llevándolo a Esciros, pare ser criado por el rey Licomedes. La educación de Aquiles fue encomendada al Centauro Quirón, Incluso en algunas versiones posteriores a Homero, se dice que Aquiles fue disfrazado de doncella pero fue descubierto por su amigo Ulises, quien lo convenció de participar en la invasión de Illion o Troya.
El rey de Ítaca era un experto negociador, se encargó de ir a buscarlo, llevarle su espada, su escudo y armadura, persuadido Aquiles navegó hacia Troya, junto con “50 barcos rápidos, cada uno con 50 hombres de su ejército privado, los mirmidones”.
La principal fuente sobre el asedio a la ciudad de Troya, es la obra de Homero que está centrada en su ira, honor y sed de gloria.
El cerco de los griegos o aqueos de Troya duró diez años, y durante este tiempo, Aquiles sobresalió en batalla y saqueó no menos de 23 ciudades en el área circundante que eran aliadas de la gran ciudad asediada
Al principio cuando la guerra se inclinaba más para los griegos, el rey Agamenón, tuvo riñas con su mejor guerrero, lo que trajo malas consecuencias: Troya empezó a tomar ventaja.
La causa de estás confrontaciones entre Aquiles y el rey, fue que Agamenón quiso adueñarse de su botín; es decir, dos prisioneras: Briseida y Criseida, molesto por esta artimaña y alegando que había sido deshonrado ante todos sus compatriotas, Aquiles y sus mirmidones se fueron del campamento griego y no pelearon más
Sin su mejor guerrero la suerte de la alianza griega disminuyó.
Pero todo cambió cuando estalló la ira de Aquiles.
Patroclo, amigo íntimo y primo, tal como lo sugieren otras versiones, le pidió que le permitiera liderar a los mirmidones en batalla, usando sus armas y casco. Éste accedió y le hizo prometer que la estrategia sería la de defender, y sin perseguir a los troyanos. Cuando los troyanos vieron a Patroclo se llenaron de temor. Pensaron que Aquiles había entrado de nuevo en batalla y comenzaron a huir. Esto motivó a Patroclo a perseguirlos hasta las murallas de Troya.
Entonces Apolo intervino nuevamente. Guió la lanza de un troyano para herir la espalda de Patroclo. Para rematar, el príncipe Héctor se encontraba cerca, y le dió el golpe final. Su cuerpo fue llevado de vuelta al campamento.
Al enterarse Aquiles, desató su rabia como nunca antes lo había hecho. Su terrible cólera estaba desencadenada. Solicitó a su madre una nueva armadura que brillaba resplandeciente. “Aquiles el destructor de hombres, ataviado con su armadura divina y todavía inflamado de rabia, volvió una vez más al campo de batalla y derrotó al enemigo por la izquierda, la derecha y el centro, enviando a una larga fila de héroes troyanos al Hades”.
Después fue tras Héctor. Y aunque Apolo trató de protegerlo tres veces, lo alcanzó para darle una muerte deshonrosa. El príncipe troyano era un gran guerrero. Pero no era rival para Aquiles. La contienda fue breve. Aquiles clavó una lanza a la altura de su cuello. Lo ató a su caballo; arrastró su cadáver dando vueltas una y otra vez. El rey Príamo, en secreto, se trasladó al campamento enemigo para rogarle a Aquiles que le entregara el cuerpo de su hijo. Aquiles accedió a la petición del rey.
Cuando Aquiles acabó con la vida del príncipe troyano Héctor, fué afortunado para los griegos, ya que un oráculo había decretado que si el príncipe era asesinado antes de que cumpliera los 30 años, Troya caería.
Sin embargo la guerra continuó, hasta el episodio del caballo de Troya y la invasión de la ciudad.
Durante esa contienda, Apolo intervino una vez más, desvió una flecha disparada por París, hermano de Héctor, al único punto débil de Aquiles: su talón y asi falleció.
Pero sus hazañas se hicieron leyendas, y sus leyendas se convirtieron en mito.
Convirtiéndolo en una de las más grandes figuras mitológicas, fuente de inspiración incluso para el propio Alejandro Magno, quien fue a rendirle honores al visitar su tumba, cuando emprendió la conquista de Persia.
Siempre recordado y nunca olvidado, permanece en primer lugar de los héroes guerreros brillando con gloria eterna.
Por: Antonio Aceves