Soraya

“Terminé de calentar y me sentí mejor que nunca, pensé en mi técnica, visualicé mis movimientos y me concentré todo lo que pude… “empezamos con 90 kgs en arranque” me dijo mi entrenador principal (Georgy o don Jorge), “a ver que tal estas”.

Sabía que el arranque era mi punto débil así que pensé en cómo hacerlo sin problemas. Los jueces me llamaron y subí a la tarima por primera vez…

Vi la barra y las pesas y de nuevo me concentré, con buen ritmo la agarré e hice mi movimiento, la levanté y lo terminé bien.

“Muy bien gorda” me felicitó don Jorge, “solo tendrás que hacer 5 más como éste”.

Me dirigí a una esquina de los vestidores y me senté tranquila para esperar el siguiente llamado. “Ahora vamos por 92.5, hazlo igual que el anterior” me aconsejó mi entrenador, por otro lado sin que yo lo supiera, la norcoreana ya había hecho sus dos primeros levantamientos en 90 y 92.5 kgs sin problemas.

Después de que pasaron las demás me llamaron y subí a la tarima, de nuevo me concentré y con calma tomé la barra e inicié mi movimiento y la levanté, esta vez dudé un poco y tuve que apoyarme lo mejor que pude y la logré levantar con éxito.

Otra vez pasaron las otras competidoras y me llamaron los jueces ahora por 3era vez… “subimos a 95 kgs, no temas lo vas a lograr” me animó de nuevo don Jorge.

Esta vez con algo de problemas logré realizar mi levantamiento y eso me puso contenta, tenía 3 de 3, como lo habíamos planeado, ahora tardé un poco más en volver a ser llamada por los jueces debido a las fallas e intentos extras de las demás competidoras quienes poco a poco se fueron quedando eliminadas.

Había terminado la modalidad de arranque ahora seguía el modo libre, mi favorito. “Empezamos con 117 kgs, vamos de nuevo, ahora es tu fuerte” me comentó confiado mi entrenador.

De nuevo me llamaron los jueces y subí por 4ta vez a la tarima, miré la barra y las pesas con decisión, me concentré e hice los dos movimientos sin problemas, levanté los brazos y sonreí por primera vez en la noche, ahora tenía 4 de 4, guau.

Todo marchaba sobre ruedas, hasta ese momento yo no sabía en qué lugar estaba y nada sobre las demás, “muy bien gorda, vas entre las primeras, no te preocupes que yo me encargo” me señaló con seriedad mi entrenador.

Había decidido dejarle toda la táctica a don Jorge y así me sentía bien.

Otra vez pasaron largos minutos hasta que mi entrenador me dijo. “vamos por 122.5 kgs, acércate a la puerta ya mero sigues”.

La chica de Manmyar no pudo y luego me tocó subir de nuevo.

Me volví a concentrar y pude realizar con buen ritmo los 2 movimientos y levanté la barra y terminé con éxito. El público me ovacionó y me puse muy contenta, llevaba 5 de 5 y ya sólo me faltaba un último levantamiento… en mi banca todos me felicitaron pero guardaron silencio para que no perdiera la concentración.

Mientras sin que yo lo supiera, la norcoreana pasaba problemas inesperados, ella iba en primer lugar después de 4 levantamientos (yo en segundo) pero por un descuido de sus entrenadores se excedió de tiempo y se perdió de hacer el levantamiento en su quinto intento, después lo hizo pero hasta la segunda vez de su 5to levantamiento, por lo que tuvo que ir por su 6to levantamiento antes que yo y para no arriesgarse lo hizo solo hasta 125 kgs y lo logró para volver a colocarse en 1er lugar pero…

Fue entonces que don Jorge me preguntó: “gorda tenía marcado 125 kgs pero ahora quiero subirlo a 127 kgs, lo hacemos??”… me sentía con tanta confianza que no pregunté el por qué si no que le dije: “vamos por 127”.

Fui llamada por 6ta vez y subí a la tarima, miré con atención a la barra y las pesas y me dije: “vamos por todo”… con fuerza inicié los movimientos y logre levantar la barra hasta mis hombros y luego me impulsé para levantarla hasta sobre mi cabeza, me tambalee un poco pero resistí quieta por unos segundos y los jueces aprobaron mi levantamiento.

El público aplaudió y me aclamó largamente, yo brinqué a los brazos de mi entrenador que me dijo con una sonrisa: “gorda eres de Oro”. ¿Cómo dices? le contesté asombrada, ¿pero y la coreana? “Ya no hay nadie más, fuiste la última en competir, tú les ganaste a todas, eres la gran Campeona, muchas felicidades”.

No lo podía creer, todos mis demás entrenadores se me acercaron y me abrazaron, me felicitaron con gran cariño mientras me pareció estar como en un sueño, las lágrimas de felicidad se me salieron al verlos llorando a ellos también, era la locura total mientras los periodistas y cámaras de TV no dejaban de enfocarme y tratar de entrevistarme.

Después vinieron los trámites del examen de antidoping, la ceremonia de entrega de medallas que nunca olvidaré, las entrevistas para la TV mexicana y los eventos de reconocimiento por mi medalla que recibí a mi vuelta a México… mi vida cambió para siempre, todo ha sido diferente desde entonces, feliz por ser mexicana y orgullosamente también por ser mujer”.

“El público aplaudió y me aclamó largamente, yo brinqué a los brazos de mi entrenador que me dijo con una sonrisa: “gorda eres de Oro…”

Por: Antonio Aceves

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