Normandía

5 DE JUNIO DE 1944

Un molesto y frustrado General Dwight David Eisenhower, máximo responsable de los ejércitos aliados, fumaba ansioso cigarro tras cigarro hasta que al fin recibió el parte meteorológico de su grupo de asesores.

“Se abrirá una ventana con vientos menores a 20 km/hrs y sin precipitaciones pluviales densas pasada la media noche de hoy, su duración es de aproximadamente 6 a 7 hrs.” Leyó en el reporte con sumo interés.

Una sonrisa fugaz iluminó su rostro y de inmediato convocó a su estado mayor, compuesto por los comandantes en jefe de los ejércitos aliados, a una reunión secreta en su sala de juntas.

“Señores creo que ha llegado el momento” les dijo a modo de saludo, “el clima está mejorando lo suficiente, quiero escuchar sus opiniones”.

Uno por uno, cada uno de los jefes principales externaron sus opiniones.

La mayoría a favor, pero algunos aconsejaron prudencia hasta estar más seguros de la situación de las cosas.

Se estaba jugando el destino de casi 3 millones de soldados que permanecían resguardados y ocultos en territorio inglés a la espera de partir rumbo a territorio Francés y pelear hasta derrotar a los odiados alemanes.

No era una decisión fácil, que se pudiera tomar a la ligera ni de manera precipitada.

El costo de un fracaso en la operación Overlord (desembarco en Normandía) podría resultar en darle una oportunidad extra a Hitler para recuperar sus fuerzas y alargar un conflicto que ya estaba inclinado del lado de los aliados.

Era necesario continuar con toda la energía posible para aplastar de una vez por todas al ejército alemán y acabar así con la guerra en Europa lo más pronto posible.

Luego de escucharlos, con un gesto de preocupación les expresó:

“Veo que no todos aprueban que se ejecute el plan Overlord de inmediato, pero debo tomar una decisión lo más rápido posible, así que les pido me concedan un lapso corto de reflexión y entonces actuaremos”.

En seguida todos se retiraron a esperar.

¿Qué sucedió en ese período, mientras “Ike” Eisenhower se quedó solo en su oficina?

Es algo que hasta la fecha no se sabe con exactitud.

Hay muchas especulaciones y el nunca lo aclaró lo suficiente ni en ese entonces ni después.

Así alrededor de una hora después, todos los jefes fueron de nuevo citados a la sala de juntas principal.

“Mi decisión está tomada, ya la he informado a nuestros superiores” les señaló Ike con un gesto expresivo, “les ordenó a todos que procedan a ejecutar las acciones del plan Overlord de inmediato y con todas las fuerzas bajo nuestra disposición”.

En seguida todos partieron rumbo a sus cuarteles para dar las instrucciones necesarias a fin de cumplir con la orden superior de atacar al enemigo alemán.

Lo que nadie sabía en ese momento es que Eisenhower había dictado dos cartas dirigidas a los superiores (presidente, primeros ministros) de los ejércitos aliados.

Una por si todo salía bien y otra muy diferente por si todo terminaba mal.

Esta última decía que el General Norteamericano tomaba toda la responsabilidad de la derrota para si mismo y disculpaba a todos los demás altos mandos y tropas de los ejércitos aliados.

Esta misiva se conserva en la actualidad en un museo norteamericano dedicado a la victoria aliada contra los alemanes.

Afortunadamente todo salió conforme a lo planeado y contó con un aliado inesperado en Hitler, quién dormía profundamente cuando inició el desembarco y no fue despertado por su alto mando militar ya que tuvieron miedo de hacerlo y molestarlo.

Nunca se corta el sueño de un dictador tan feroz e implacable como el líder nazi.

Cuando se levantó de la cama era demasiado tarde ya que los aliados tenían un numeroso ejército en tierra firme y estaban listos para atacar y liberar a Francia.

Entonces la guerra continúo como todos sabemos.

El éxito en el día D hizo que sea considerada una fecha clave para la victoria de los países aliados sobre las fuerzas del eje.

Por: Antonio Aceves

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