Lepanto – la batalla

DOMINGO 7 DE OCTUBRE DE 1571

Muy temprano en el golfo de Pátras (Grecia), dos enormes Flotas navales se alinearon para enfrentarse, por un lado los cristiano-europeos (con poco más de 50,000 guerreros y 225 galeras) comandados por don Juan de Austria, medio hermano del Rey Felipe II de España, por el otro los turco-otomanos (con casi 55,000 guerreros y 245 galeras) mandados por Ali Pachá, Almirante de la flota del sultán Selim II.

Los otomanos se terminaron de alinear en forma de luna creciente, mientras los europeos aun maniobraban hacia el sur, para desplegarse totalmente y poder plantarse apropiadamente.

Ambos comandantes alentaron a sus tropas para luchar con valentía.

Don Juan les dijo: “hoy peleamos por nuestros hogares y familias y con la ayuda de Dios triunfaremos”, mientras Alí los exhortó diciéndoles: “Alá el poderoso nos dará la victoria, muramos por ella”.

6 enormes galeazas venecianas se colocaron al frente y fueron las primeras en entrar en contacto con los Otomanos, su impacto fue enorme ya que lograron matar a muchos enemigos, la primera sangre de la batalla se derramó pero fueron dejadas atrás por las más numerosas y veloces naves turcas.

Al darse cuenta de que el ala derecha de la flota cristiana mandada por el almirante Doria aun navegaba hacia el sur, el astuto capitán del ala izquierda otomana, el corsario Ochiali, ordenó a un grupo de sus galeras más rápidas que navegara más hacia el sur para darle la vuelta a los genoveses (táctica favorita de los turcos), lo que provocó que las naves europeas también se apresuraran y así se formó un hueco entre el centro y su ala derecha, lo cual fue aprovechado por 12 galeras otomanas que velozmente penetraron en él y atacaron la retaguardia cristiana de enmedio, logrando abordar y capturar la nave “la capitana” de los caballeros de Malta y así amenazaron los turcos con envolver a todo el centro de la Armada europea.

De inmediato fue llamado el grupo del almirante español Santa Cruz para ayudar al asediado contingente cristiano central y así se logró equilibrar la lucha en ese punto.

Mientras el comandante egipcio Sirocco (otro niño de origen cristiano, raptado y luego educado en el serrallo del sultán) usando sus amplios conocimientos marinos condujo a sus naves del ala derecha otomana hacia el borde norte del golfo, con eso atrajo al grueso de las naves venecianas del ala izquierda cristiana lideradas por el almirante Agostino Barbarigo, de pronto con una hábil maniobra varias galeras turcas rodearon y atacaron la nave insignia europea, hasta lograr herir mortalmente con una flecha en un ojo a Barbarigo, quién fue retirado de la cubierta, en ese instante parecía que la marea de la batalla se inclinaba hacia el lado otomano.

Entre tanto en el centro el comando turco no ayudó a las naves de su capitán Ochiali para inclinar la balanza hacia su lado y en vez de eso permitió que las dos naves insignias de ambas Flotas (“la Reala” de don Juan de Austria y “la Sultana” de Alí Pachá) quedaran trabadas junto con otras naves en una encarnizada lucha mortal.

Fue una gran oportunidad que no aprovecharon los otomanos.

Así pasaron más de 3 horas de larga y sangrienta lucha en todos los frentes sin que la disputa se inclinara hacia algún lado.

Entonces en el norte del golfo de pronto los esclavos remeros de las naves turcas del ala derecha otomana se libraron de sus cadenas y atacaron por la espalda a sus amos turcos, dándose cuenta de la situación los capitanes europeos también soltaron y dieron armas a sus propios remeros para que abordaran y atacaran a los barcos otomanos, con esta inesperada desventaja muy pronto las naves turcas empezaron a ser capturadas hasta que el almirante Scirocco fue abatido por una bala de mosquete y su cabeza fue mostrada haciendo que sus demás capitanes empezaran a rendirse, el curso de la batalla ahora cambió y se empezó a inclinar del lado cristiano.

Poco a poco las galeras europeas del norte navegaron hacia el sur y fueron atacando al núcleo otomano de en medio.

Pasaron casi otras 2 hrs más y al fin el centro turco no pudo más y presionado por la victoriosa ala izquierda cristiana comenzó a ceder y caer.

Un abrumado Alí Pachá siguió disparando flecha tras flecha hasta que también fue abatido por una bala de mosquete y su cabeza también fue exhibida para desmoralizar a sus seguidores que empezaron a rendirse.

Finalmente en el lado derecho y retaguardia del centro de la armada europea el grupo del almirante español Álvaro de Bazán se sumó para contener el ataque del corsario otomano Ochiali, quién se vio repelido y al comprobar la caída del centro y la derecha de la destrozada Armada turca decidió dar media vuelta y huir para volver a Constantinopla, sólo él con 6 capitanes más y 35 galeras sobrevivieron para reportar la aplastante derrota al sultán Selim.

Hacia las 4 pm y luego de casi 6 horas de dura y encarnizada lucha, la más grande batalla naval de la historia había terminado con una gran victoria para la Flota cristiana europea de la Liga Santa promovida por el Papa Pío V.

Alrededor de 8,000 hombres murieron y 16,000 resultaron heridos con 12 galeras hundidas en el lado cristiano. Se cree que 30,000 muertos y más de 12,000 heridos con 50 galeras hundidas y casi 140 naves capturadas sufrió el bando musulmán.

Aunque Selim volvió a levantar otra gran Flota nunca más trató de invadir Europa, sólo se conformó con mantener las tierras ya conquistadas, sin embargo murió pronto y sus sucesores no lograron conservar su gran imperio que con el paso del tiempo se diluyó hasta reducirse a la actual Turquía.

Del otro lado el triunfo en Lepanto fue muy celebrado ya que no solo conservó en sus tronos a los reyes europeos, sino también a la religión cristiana.

Lo más relevante fue que permitió continuar el desarrollo de la civilización occidental europea hasta convertirse en la que hoy todos vivimos.

El más brillante escritor de lengua hispana de la historia, don Miguel de Cervantes Saavedra (quien peleó en ella) dijo: “es la mejor jornada que vieron pasar los siglos” en su inmortal obra “don Quijote de la Mancha”.

Por: Antonio Aceves

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