“Es de la máxima importancia para el servicio de Su Majestad que sea custodiado con grandes medidas de seguridad y que no pueda dar información a nadie de ninguna manera, ni de palabra ni por carta”.
Así el rey de Francia Luis XIV ordenó a su ministro de guerra Louvois y al alcalde de la prisión de Pinerolo llamado Bénigne de Saint-Mars cómo se trataría a un desconocido reo, quien luego pasó más de 30 años en prisión hasta que murió ocultando siempre su rostro detrás de una máscara.
¿Quién fue este enmascarado?
Una teoría fue desarrollada por el famoso Voltaire en su obra ‘El siglo de Luis XIV’.
El gran filósofo francés extendió la idea de que el ‘Hombre de la Máscara de Hierro’ debía ser una persona importante y reconocible.
Y que se trataba del hermano gemelo del rey Luis, con quien se parecía mucho.
Por este motivo, se le aplicó el imperativo de que nadie podía verle la cara.
Pero hubo otras versiones.
Alejandro Dumas incluyó al personaje en su novela ‘El vizconde de Bragelonne’.
La historia había llegado a los oídos del popular escritor en el siglo XIX, por lo que le aplicó la especulación de que este misterioso personaje mantenía lazos familiares con la realeza francesa.
Que eran embarazosos para el rey Luis, quien no tuvo más opción que ocultarlo de la vista pública aunque se vio obligado a respetar su vida por su nexo familiar con el mismo.
Pero a pesar de todas estas conjeturas literarias con un ligero toque legendario, la historia real parece que fue completamente diferente a la que escribió Dumas o Voltaire.
En unos documentos recientes se habla sobre Eustache D’Auger, un ayudante de cámara, mano derecha del cardenal Jules Mazarino, sucesor del cardenal Richeliu como primer ministro francés, durante la infancia y juventud de Luis XIV.
D’Auger fue arrestado y llevado a prisión en secreto, nunca se supo la razón de su encierro y no se volvió a saber nada de él.
Ahora se ha descubierto evidencia escrita sobre el importante papel que tuvo como asistente directo de Mazarino en la recopilación y registro de documentos personales de la infancia y juventud del poderoso monarca francés.
Toda esa información delicada y crítica para el rey, lo podía comprometer y hasta provocar una severa crisis de su gobierno.
¿Sería el hombre tras la máscara?
Todo parece indicar que así fue.
Habría que esperar hasta 1687 para ver de nuevo el nombre del desconocido reo en un documento oficial.
Fue cuando el alcaide Saint-Mars transportó al prisionero, oculto con una máscara, a la isla de Santa Margarita, cerca de Cannes.
Años más tarde, en septiembre de 1698, Saint-Mars volvería a transportar al prisionero, esta vez hasta la prisión de la Bastilla, en París, de donde fue nombrado gobernador.
Cinco años después de llegar a la Bastilla, en 1703, finalmente murió estando todavía preso allí y fue enterrado en el cementerio parroquial de la prisión de Saint-Paul’s.
Sin testigos y fuera de la vista pública.
¿Ese fue el final de Eustache D’Auger?
Por: Antonio Aceves