Hombre más rico del mundo y se negó a pagar el rescate de su nieto secuestrado

John Paul Getty fue por un tiempo el hombre más rico del mundo. Sin embargo, si por algo es recordado hoy es por haber demostrado que era, además, el más avaro. Esta es la historia de cómo se rehusó a pagar el rescate de su propio nieto cuando este fue secuestrado.

Getty alcanzó a tener en su tiempo una fortuna de más de 2 mil millones de dólares, que hoy en día equivaldría a más de 8 mil millones de dólares. Aunque su padre fue también rico, Paul Getty rebasó a su padre siendo muy joven y con el tiempo se convertiría en el magnate petrolero por antonomasia.

Aunque su nombre sobrevive en obras como el museo Getty, ubicado en California, la mayoría lo recuerda por acciones menos halagüeñas. En 1973, su nieto Paul Getty III fue secuestrado en Italia por la mafia. La organización criminal exigió un rescate de 17 millones de dólares.

La respuesta pública de Getty sorprendió al mundo entero:

“Tengo 14 nietos. Si pago un rescate, tendré 14 nietos secuestrados”, declaró.

A pesar de los ruegos de su exnuera, la madre del joven heredero, el hombre más rico del mundo se rehusó a pagar un rescate.

Según las crónicas de la época, la negativa a pagar el rescate fue la muestra máxima del desprecio que el acaudalado empresario sentía hacia su nieto. En 1973, John Paul Getty III era un joven de 16 años, famoso por participar en el activismo de izquierda de la época y por su gusto por las fiestas y los clubes nocturnos de Italia.

Para la mala suerte del joven heredero, su abuelo creía de que se trataba de un autosecuestro, lo que dificultó aún más una posible negociación. Ante la negativa de su abuelo a pagar cualquier clase de rescate, John Paul Getty III pasó cuatro meses siendo torturado y golpeado en una cueva donde permanecía encadenado.

Hacia noviembre de aquel año, los secuestradores perdieron la paciencia y, tras más de cuatro meses de secuestro, tomaron medidas drásticas. Un periódico local recibió un paquete con un contenido siniestro: una oreja y un mechón de pelo.

“Esta es la oreja de Paul. Si no nos dan algo de dinero en diez días, les enviaremos la otra oreja. En otras palabras, lo mandaremos en pedazos”, decía una nota que acompañaba el macabro paquete.

Incluso entonces, la familia mantuvo dudas sobre la veracidad del asunto. Solo unas fotografías de Getty III enviadas posteriormente convencieron a la dinastía de, finalmente, actuar.

Pero incluso a la hora de pagar el rescate, John Paul Getty se guió por la avaricia. Solamente pagó 2.2 millones de dólares. Una cantidad significativamente menor a los 17 millones que originalmente pidieron los secuestradores y a los 3 millones exigieron tras el envío de la oreja mutilada.

La cifra la eligió por motivos fiscales. Según sus contadores, era el máximo de dinero que podía deducir. Los otros ochocientos mil dólares los otorgó en calidad de préstamo; y cobró a su hijo un interés del 4% por aquella suma.

J. Paul Getty III y su madre tras ser rescatado en Roma. (Imagen: Especial)

John Paul Getty III fue devuelto en Roma en diciembre de aquel año, sin una oreja y desnutrido. Posteriormente, la policía italiana dio con nueve de los secuestradores y, aunque su oreja fue reconstruida en cirugía, el joven heredero nunca se recuperó del trauma sufrido. Se entregó a la drogadicción y el alcoholismo; una sobredosis lo dejó en silla de ruedas en 1981.

Falleció en 2011, a los 54 años, tras una vida de lidiar con las secuelas tanto de su secuestro como de su drogadicción. Su abuelo, el hombre más rico del mundo, falleció en 1976. Desde entonces, la historia de la familia Getty ha sido materia de películas y libros que han abordado, con desigual éxito, la proverbial tacañería de John Paul Getty.

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EDICIÓN DIGITAL VIERNES 19 DE ABRIL DE 2024

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